jueves, 4 de noviembre de 2010

El aire es inmortal y la piedra inerte.


Realizo una afirmación rotunda: ¡Yo no creo en la existencia de los fantasmas! ¿Por qué?

Por una sencilla razón, porque no los he visto. En el momento que yo los vea creeré en su existencia. El mismo caso es la casualidad y el destino... ¿Por qué creer en ellos?

Esa esa la pregunta que rondaba por mi cabeza una y otra vez...

Ahora, puedo afirmar que creo en las casualidades, ya que fue casualidad el volverte a ver. Aunque también creo en el destino, ya que gracias al destino te tengo a ti.



Yo todo esto suge en un bello rincón de mi mente, mientras un hombre de identidad desconocida se mea en la puerta de los W-C de la estación intermodal.

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